viernes, 6 de noviembre de 2015

Lo que el viento se llevó

Capítulo 16. Lágrimas, Dolor y Angustia – Parte 2



Ahora que Duo ya no tenía trabajo de nuevo, debía quedarse en el departamento para arreglar y hacer la comida, mientras buscaba en el periódico algún trabajo y estudiaba para los exámenes que tenía próximos a entregar. Y aunque estaba decidido con la opción que había tomado de superar su dolor, le preocupaba el día de mañana, siempre el día de mañana, Wufei le había dicho que Traize estaría allá en una semana y aunque apenas habían pasado 2 días, cada vez que pensaba en el día siguiente le venía a la mente que ese era el día en que por fin vería a su esposo, debía confesar que tenía miedo

Duo. ¿Y ahora qué haré de comer?

Mientras trapeaba el piso, pensaba en lo que haría de comer, se le acababan las ideas, pero solía recordar todas las recetas que le había dado la esposa de Otto, y por eso no siempre les tocaba comer o cenar dos veces lo mismo, además que era un gran cocinero. Al terminar de fregar el piso de la cocina, el teléfono de la casa suena y entonces corre a contestar, se trataba de Heero, lo cual lo hace sentir muy contento, su novio le hablaba desde un teléfono público en la escuela donde estudiaba

Duo. ¿Cómo estás?

Heero. Bien ¿y tú?

Duo. También, pensando en que haré de comer ¿qué se te antoja?

Heero. ¿Me vas a invitar?

Duo. Claro, hoy es miércoles y sales temprano

Heero. Lo que decidas está bien

Duo. Ey, no seas tan serio, sin timidez, dime que quieres

Heero. Mmn, albóndigas

Duo. Albóndigas será, entonces te espero

Heero. Sí, adiós

Duo. Adiós, te quiero

Heero. También yo

Aunque el ojiazul había dicho aquellas palabras de forma fría, Duo sabía que los sentimientos de Heero eran tan cálidos como la piel de su cuerpo

Duo. ¿En qué estás pensando?

Sonrojado hasta el hueso, comienza a trapear de nuevo, hace tiempo que no pensaba esas cosas, pero era inevitable, Heero le gustaba tanto, y aunque no se notara, a Heero seguía pareciéndole un tormento no tener a Duo entre sus brazos en la intimidad, pero también sabía lo que eso representaba para ambos y no quería que un pensamiento pecaminoso arruinara su forma de ver y amar al ojivioleta, pues aparte de todo, él le respetaba, por eso le estaba esperando…

Mientras tanto cerca de la empresa donde antes trabajaba el ojivioleta, Marshall y Wufei rentaban una habitación en un Motel de poco renombre, no queriendo llamar mucho la atención, el señor Noventa se había aprovechado por completo de la debilidad de su empleado, no pudiendo aún creer que el pelinegro fuera tan idiota, pero por él estaba bien y aunque no era Duo, por lo menos no estaba mal y se conformaba… 

Después de tener sexo, Marshall se había quedado completamente dormido, mientras que Wufei tomaba un baño, limpiándose con vigor cada rincón del cuerpo, deslavándose el semen de la piel, completamente molesto consigo mismo, y ni siquiera sabía porque estaba haciendo todo eso ¿acaso era una forma de castigarse? O acaso quería saber lo que Duo había sentido al ser usado de esa forma tan vil? No lo sabía, solo estaba seguro de que estaba cansado de luchar, no le importaba si lo usaban, fuera quien fuera, porque Traize lo usaba para llegar a Duo, su jefe lo usaba de objeto sexual y de negocios, incluso Relena lo usaba para olvidarse de Heero, todos a su alrededor le usaban y aunque se sentía basura, sabía que se lo merecía, que no tenía derecho a reclamar, él merecía ser castigado

Wufei. Que bajó caí… pero no me importa, si la persona que amo no me corresponde

Bajo el agua de la ducha, pensaba una y mil veces que ya nada le importaba, si Traize no le amaba a él no le interesaba nada, incluso prefería morir, pero era egoísta, quería estar al lado de Traize, aunque fuera solo como amigo, como cómplice, incluso como amante, todo con tal de estar a su lado, solo con eso…

Al llegar las 3 de la tarde, Duo tenía todo preparado para recibir a su novio, incluso se había bañado y puesto guapo, hace mucho que no se veía completamente a solas con Heero ya que siempre salían los cuatro, incluso se sentía nervioso, como si se tratara de su primera cita. A las 3 con 15, el timbre del departamento suena y emocionado el trenzado se acerca para abrir, como esperaba, Heero estaba ahí, asombrado de verlo tan arreglado, enseguida pasa y entrega a Duo una flor, el trenzado se sonroja y la huele

Heero. ¿No es muy femenino?

Duo. No, me encanta

Sintiéndose aliviado, Heero se acerca a Duo y se besan en los labios, después caminan hacia la sala donde el ojiazul se sienta y después el ojivioleta

Duo. ¿Qué tal tu día?

Heero. Bien… ¿y tú?

Duo. Tranquilo, estuve arreglando y estudié un poco

Heero. Qué bien

Duo. ¿Tienes hambre?

Heero. Sí

Sonriendo contento, Duo intenta levantarse, pero Heero lo sujeta del brazo y lo jala hacia él, colocando su mano izquierda sobre su mejilla, mirándolo fijamente a los ojos, y sin decir nada, se acerca y lo besa, siendo correspondido, el trenzado coloca su mano derecha sobre el hombro de Heero, acercando un poco más su cuerpo. Aquel beso, calmado y suave les roba el aliento y tienen que separarse, Duo tarda en abrir sus ojos sin apartar su cuerpo y mira a Heero observarle, sonrojado le sonríe

Heero. Comamos

Duo. Sí

Contento por aquel beso, Duo sonríe tiernamente y se aleja un poco de Heero, poniéndose después de pie, el ojiazul lo mira marcharse y sonríe levemente, aunque estaba realmente feliz, apenas si podía creer que por fin el trenzado era su novio, a pesar de que habían pasado semanas desde que le había dado el Si

Duo. Siéntate

Obedeciendo enseguida, Heero se levanta del sillón y se sienta en el comedor, mientras Duo sirve la comida y bebida, entonces también se sientan y comienzan a comer, en silencio, después de eso, Duo recoge los platos y sirve el postre, había pastel de hace 2 días que él había comprado. Mientras lo comen, el trenzado cuenta a Heero lo que había hecho en el día y lo que había estudiado

Duo. ¿Y ahora qué quieres hacer?

Heero. Lo que quieras ¿salimos?

Duo. Tengo un poco de flojera salir

Heero. Como gustes

Indeciso por completo, Duo comienza a recoger la mesa, mientras pensaría que quería hacer, Heero se levanta y se dirige de nuevo a la sala, ya que el ojivioleta no le había permitido ayudarle a limpiar

Duo. ¡Ya sé! Ay que ver una película

Heero. ¿Vamos al cine?

Duo. Aquí tiene Quatre. Mientras lavo esto ¿por qué no buscas en su habitación?

Heero. Pero…

Duo. No se enojará, están en el buró de la derecha

Heero. Bien

Apenado porque buscará en las pertenencias de otra persona, Heero se dirige a la habitación del rubio y se acerca al buró del lado derecho, pero su novio no le había dicho que cajón, por lo que abre el primero, pero ahí no había ningún video, en cambio, encuentra lo que Duo hace un par de meses había visto, esparcidos estaban algunos condones, apenado por ver aquello cierra enseguida el cajón, quedándose serio, no le gustaba pensar en esas cosas, pero no era noticia saber que entre Trowa y Quatre había intimidad desde hace tiempo, y no se sentiría tan avergonzado sino fuera porque él nunca había estado con nadie

Heero. Como me gustaría estar contigo

Con solo pensarlo, sus orejas se sentían calientes al igual que sus mejillas, pero no debía seguir pensando eso, seguro que no era aquel un buen momento, además se sentía bien con Duo, como una pareja convencional, sin problemas, y estaba seguro que el sexo en ese momento no era lo ideal. Sin saber incluso, que Duo ya se encontraba preparado, pues quería vencer sus miedos, acabando con todos los fantasmas del pasado que lo acosaban, porque quería ser feliz y seguir adelante. Sin embargo, en esos momentos, ninguno de los dos conocía la forma de pensar del otro

Duo. ¡¿Los hallaste?!

Se escucha el grito por parte del trenzado desde la cocina, rápidamente Heero abre el cajón de abajo y al ver unos estuches de DVD ahí, responde

Heero. Sí

Duo. ¡Bien, escoge la que quieras!

Heero. De acuerdo

Olvidándose de lo que pensaba hace apenas unos segundos, el ojiazul saca todos los estuches y comienza a ver los títulos, leyendo las sinopsis de las que le resultan más interesantes, así es como escoge una película de suspenso…

Últimamente su tía no lo dejaba salir solo, pero de alguna u otra forma se las ingeniaba para que Catherine lo llevara a algún lugar, especialmente cuando se veía con Quatre, y después su novio le llevaba de regreso cuando terminaban su cita. Pero últimamente no se veían si no era con Heero y Duo, incluso habían pasado varios días desde la última relación sexual que habían tenido, aunque para ninguno representaba mayor problema, pues aunque no sucedía tan seguido, cada vez que se encontraban juntos resultaba mejor que la anterior. Aquel día se realizarían en la Facultad de la Salud, algunos coloquios sobre diversos temas, pero salvo uno, al rubio no le habían interesado los demás, así que al acabar al que asistió, salió rápidamente de la escuela para visitar a su novio, estaba muy emocionado, ya que hace días quería estar a solas con él. Como era de esperarse, Trowa se encontraba en casa, en compañía de su prima y su hermana, ya que su tía había tenido que hacer un pequeño viaje de emergencia por cuestiones de trabajo

Catherine. Hola Quatre, que gusto

Quatre. Sí, a mí también me da gusto verte... está Trowa ¿verdad?

Catherine. Este… sí, le diré que baje

Quatre. ¿Qué dices? Puedo subir, no te preocupes

Catherine. Es que…

Al rubio le parecía extraña la forma de actuar de Catherine, ya que nunca antes había habido problema para que él subiera y entrara a la habitación del ojiverde, incluso solían ser muy respetuosos de ésta y jamás habían tenido sexo ahí, en la que era casa de la familia, pero la pelirroja no estaba pensando cosas de ese tipo y tampoco le molestaba que subiera como siempre, pero sabía lo que hacía Trowa para no olvidarse de lo que pasaba a su alrededor y sabía que aquello haría sentirse triste a Quatre y por eso no quería que entrara en la habitación de su hermano

Quatre. ¿Qué sucede?

Catherine. Es que yo… Trowa…

Quatre. ¿Qué le pasa a Trowa? Está mal?

Catherine. No precisamente, pero…

Olvidándose de su cortesía, Quatre pasa de su cuñada y sube corriendo a la habitación de su novio, sintiendo un nudo en la garganta y haciéndose mil preguntas ¿estaría bien? Se sentiría mal?. Pero cuando llega a la habitación y abre de golpe la puerta, se tranquiliza al ver que Trowa está sentado en el escritorio leyendo un libro de Odontología, enseguida el voltea hacia su novio, extrañándose de tan rara entrada, pero Quatre suspira aliviado y avanza rápido hacia el ojiverde, lanzándosele enseguida, Trowa le corresponde el abrazo con las manos en su cintura

Trowa. ¿Qué sucede?

Quatre. Creí que estabas mal, Catherine no quería que subiera

Trowa. Ya veo

Quatre. Pero qué alegría que…

Al ver el libro que leía Trowa, el rubio pierde por completo el habla, tragando con dureza saliva, y poco a poco se separa, mirándolo de pie

Quatre. ¿Lees todavía eso?

Trowa. Sí, sé que ya no voy a la escuela, que jamás terminaré la carrera pero… me gusta, yo siempre quise ser Odontólogo, es algo tonto pero…

Quatre. ¡No!

Sorprendido Trowa voltea hacia su novio, mirándolo fijamente, Quatre mostraba el ceño fruncido, pero no con enojo, sino con tristeza, sus ojos se humedecían poco a poco

Quatre. No es tonto… es bueno… y sé, que serías un excelente Odontólogo

Trowa. Quatre…

Las lágrimas que rodaban por las mejillas de Quatre, el ojiverde las sentía como propias, siempre pensaba en que no hablar nunca del tema de su muerte era lo mejor para que su novio no sufriera, y cada vez que veía esas lágrimas de angustia, sabía que eran por su egoísmo, y no podía dejar de sentirse un miserable, pero tampoco era capaz de dejarlo, quería estar con él hasta el último segundo

Trowa. No llores por favor

Avergonzado de sí mismo, Trowa se levanta de la silla y se acerca a su novio, colocándole las manos sobre los hombros y trayéndolo hacía con él, en un abrazo tierno y suave, acariciándole los cabellos y después besándolos

Trowa. Por favor, aléjate de mí, déjame morir solo… porque no soporto verte así

Los ojos azules de Quatre se abren ampliamente y con brusquedad se aparta de Trowa, mirándolo asustado a los ojos, como si le hubiese pedido el favor más cruel del mundo, decidido se limpia las lágrimas

Quatre. De ninguna manera, te amo y estaré contigo hasta el último momento, así tenga que secarme por completo

Trowa. Pero…

Quatre. ¡Basta! No lo pidas nunca más, te lo ruego

Durante segundos se miran a los ojos sin hablar, nuevamente Trowa se avergüenza de sí mismo, todo era por él, solamente pensaba en él mismo, ni se ponía a pensar nunca en los sentimientos y deseos de su novio. Primero cuando no Quería compartir lo de su enfermedad sin ponerse a pensar que merecía saberlo para que él fuera quien tomara una decisión; después fue lo de retenerlo a su lado, sin pensar que eso era lo que Quatre quería, y ahora, le pedía alejarse por completo, sin pensar que lo único que deseaba el rubio era estar ahí para él, aún en la agonía, y él que no quería sentirse miserable, por eso quería que se alejara. Sin duda era el mayor egoísta del mundo. Ahora los ojos de Trowa eran los que se humedecían, no solía llorar, pero todo lo que había deducido y la imagen de Quatre frente a él le habían hecho sentir ganas de derrumbarse, el rubio se preocupa de verlo así y nuevamente se lanza a sus brazos

Quatre. Perdóname… pídeme lo que quieras, lo que sea… solo no… no me pidas que me aleje, es todo

Trowa. No Quatre, perdóname tú… porque eres tan bueno… y yo no soy más que una piltrafa egoísta

Quatre. ¡Mentira! Yo… yo me enamoré del mejor hombre en éste mundo

Trowa. Quatre…

Quatre. Jamás digas esas cosas y jamás las pienses… estamos juntos porque así lo decidimos los dos ¿te acuerdas?... aquel día…

- Recuerdo -

Había sucedido hacia el inicio de las clases en la Facultad de la salud, en un día que parecía como cualquiera, se habían topado en una de las cafeterías del plantel, Quatre se encontraba distraído, revisando su agenda en el celular, y Trowa caminaba tranquilamente con una charola que contenía una hamburguesa, refresco y papas, el ojiverde había visto al rubio caminando distraído pero pensando que se daría cuenta a tiempo, había decidido no quitarse, pero para su mala suerte, éste no había reaccionado y el resultado había sido desastroso, pues el celular de Quatre había caído al suelo, justo debajo del refresco del ojiverde. 

Enojado, el rubio había intentado discutir con quien le había tirado su aparato, pero para su sorpresa, en lugar de eso, Trowa se había agachado a juntar el celular, olvidándose por completo de su comida, y ofreciendo a Quatre una sincera disculpa. Aquello había hecho sonrojar a Quatre, además de haberlo hecho sentirse apenado, por lo que se había ofrecido a pagar la comida de aquel chico, pero con su actitud indiferente, Trowa había pasado de él sin aceptar el ofrecimiento. 

Ese había sido su primer encuentro, para Quatre en aquel momento había sido algo penoso y humillante, considerando el hecho de que la actitud de Trowa no había sido de su agrado, por lo que de momento el ojiverde no era precisamente su persona favorita, en cambio, para Trowa, aquel primer encuentro había sido completamente insignificante, pues en aquellos días, sus intereses eran otros, sin darse cuenta que poco a poco, Quatre se iba encargando de hacerlos desaparecer, abriéndose paso en el corazón del ojiverde. 

Eso había sucedido después de un par de meses de haberse conocido, pues aunque no estudiaban la misma carrera, se encontraban en el mismo campus. Comenzando con una simple amistad, donde habían encontrado puntos en común que les había convertidos en buenos amigos. Hasta que uno había dado el primer paso. Un día de verano, al finalizar una de las clases, como se les había hecho costumbre, Trowa acompañaba a Quatre hasta la calle donde se encontraba su departamento, ya que en aquel entonces, el rubio aún no conseguía su modesto automóvil. Habían llegado al departamento, y como pocas veces, Trowa había aceptado el ofrecimiento de entrar y tomar algo, lo cual hacía feliz al rubio, porque su amigo cada vez le gustaba más, aunque resultaba un tanto cobarde para declararse

Quatre. Siéntate por favor ¿agua o soda?

Trowa. Agua está bien

El rubio había regresado con dos vasos de agua, uno para el ojiverde y otro para él, habían conversado después sobre cosas de la escuela, encontrándose después con ese punto incómodo en que ninguno tenía nada que decir, salvo lo que sus ojos lograban descifrar, Quatre estaba nervioso, desde hace tiempo se moría por estar en brazos de Trowa y decirle de sus sentimientos, pero temía no ser correspondido, pero a diferencia de él, el ojiverde tenía en claro lo que sentía y deseaba, no queriendo que nuevamente la oportunidad se le escapara de las manos, y aunque temía no ser correspondido como había sucedido con aquella persona, no quería sentir ninguna clase de arrepentimiento

Trowa. Quatre…

La mirada que en aquel entonces Trowa le había mostrado, aún estaba celosamente guardada en su corazón, porque no era aquella indiferente mirada verde, era cálida, le decía algo, algo que quizás el estuviera esperando siempre, pero todo había sido cierto solo cuando el ojiverde se había atrevido a levantarse de su asiento, dirigiéndose a él y sentándose a su lado en el otro sillón. Aún sentía arder el rostro cuando lo recordaba, porque en ese momento toda su sangre estaba en su rostro, y recordaba los brazos de Trowa sobre sus hombros, trayéndolo hacia él, susurrándole al oído

Trowa. Me gustas…

Y en ese momento su mundo había vuelto, el sentimiento de oscuridad que se había formado en él tras la muerte de su madre, había recobrado un poco de luz, y una tierna sonrisa adornando su rostro le llevó a aferrarse a aquel cuerpo, a no dejarlo querer ir, y en ese momento a su vez el ojiverde había sentido de nuevo una esperanza, aquella que una persona le hizo perder al no sentirse correspondido de la forma en que deseaba, Quatre le había devuelto aquello que sintió arrebatado, su confianza para querer

Quatre. Tú… también me gustas… te quiero

Sin responderle, pero sintiéndose feliz por oírlo, Trowa se había separado de él, y recordaban haberse visto claramente a los ojos, ninguno dejaba mentir al otro, y en ese momento, sus labios se habían unido por primera vez, tímidamente, sin atreverse a explorar, a buscar en el otro la sed de amar, simplemente un beso, encerrando en él las ansias que durante mucho tiempo habían tenido que aguantar. Y al separarse, un sonrojo de los dos y una sonrisa tonta de Quatre

Quatre. Trowa yo…

Trowa. ¿Te puedo pedir algo?

Quatre. Sí, dime

Trowa. Quédate conmigo

Quatre. ¿Eh?

Trowa. Yo no… no puedo decirte que te amo, porque no te quiero mentir… pero, eres la única persona que me ha hecho sentir que puedo llegar a amar, por eso te pido que estés conmigo ¿quieres estar a mi lado?

El rubio no podía mentir si decía que en ese momento no se había sentido triste por como Trowa había iniciado su petición, pero tampoco podía mentir diciendo que en aquel entonces el amor que hoy sentía por Trowa era el mismo, pero estaba decidido, si el ojiverde había dado el primer paso, el daría el segundo, le seguiría, estaría a su lado, cumpliendo con aquella petición, porque también quería estar con él, a su lado, dando siempre el segundo paso, uno atrás de él

Trowa. Soy egoísta ¿verdad?

Quatre. No… no lo eres, porque yo quiero estar contigo

Trowa. ¿De verdad?

Quatre. Sí, porque yo también te quiero pedir que estés conmigo

Trowa. Lo haré…

El roce de su mano sobre su blanca mejilla y los labios de nuevo adueñándose de los suyos, eran uno de sus mayores tesoros, uno de los recuerdos más hermosos que tenía de su vida junto a la de Trowa, la vida que habían iniciado aquel día y que más temprano que tarde, acabaría para siempre

- Fin del Recuerdo -

Al soltar su cuerpo, nuevamente vio de forma lastimosa que las lágrimas adornaban el hermoso rostro blanco de su ángel. Beso sobre uno de sus párpados y le miró con ternura, recibiendo del rubio una linda sonrisa, después le acarició la mejilla con su mano derecha y de nuevo le abrazó, era así como quería morir, abrazado al cuerpo de la persona que más amaba en el mundo

Quatre. Te amo Trowa, gracias por este tiempo juntos

Trowa. No tienes que agradecer, solo soy yo quien tiene que dar las gracias

Quatre. Ay Trowa

Se abrazó con fuerza a su cintura, también a él le habría gustado estar así hasta el final, incluso marcharse junto con él, para que ambos partieran hacia un nuevo mundo donde jamás podrían separarse, pero debía ser realista, debía comprender que eso era una tonta mentira, porque cuando Trowa se fuera, él debía quedarse, y que de querer hacer lo contrario, no existía ese nuevo mundo donde fueran eternos, pero pensar que esta vida sin Trowa debía ser vivida, le lastimaba de tal forma, que soñaba con el día en que los dos pudieran ser felices en otro mundo

Trowa. Comamos algo ¿sí? Tengo mucha hambre

Quatre. Sí

Tranquilos de nuevo los dos, se separan y mirándose a los ojos se sonríen mutuamente, Quatre se gira sobre sí mismo antes de caminar hacia la puerta y entonces nota el gran calendario que su novio tenía pegado en la pared, curioso se acerca a él, pero al ver de qué tipo de calendario se trataba, un nudo se le forma en la garganta y un golpe duro en la boca del estómago le sofoca, sus ojos azules fijos en aquel calendario muestran melancolía y Trowa le observa fijamente, atento a su reacción, pero para sorpresa del ojiverde, Quatre voltea hacia él sonriendo

Quatre. Es ingenioso

Trowa. Sí, lo es

Quatre. Bien, vámonos

Sin dejar de sonreír se acerca a Trowa y le agarra de la mano, juntos salen de la habitación, y aunque todo parecía estar bien, el alma de Quatre lloraba, cada vez su corazón se rompía más y más, no sabiendo cuanto más aguantaría, sentía deseos de gritar, reclamarle al mundo, a Dios, por qué su gran amor debía marcharse, pero era por él que se contenía, para no mostrarle más dolor del que ya sentía…

Acabada la película, Duo se da cuenta que Heero se ha quedado completamente dormido, ni siquiera sabía en qué momento se había dormido, sabía que su novio se encontraba en un nuevo proyecto y que no estaba durmiendo bien. Pero no estaba enojado por no acompañarlo durante toda la noche, aquel cuadro le parecía enternecedor, Heero se veía muy lindo durmiendo, por lo que sonríe ampliamente

Duo. Mi Heero

Feliz de verlo así, se acerca despacio a él y le besa en los labios, abrazándose después a su cintura, apoyando su rostro en el pecho cálido del ojiazul

Duo. Tengo tanto miedo perderte… no, no debo pensar así

Decidido a que pensar tonterías no le llevaría a nada bueno, Duo se levanta del pecho de su novio y lo observa fijamente, acariciándole el rostro

Duo. Ni mi pasado, ni Traize, tú eres mi presente y mi futuro, solo debo pensar en eso

Nuevamente sonriente, se acuesta en la cama y se abraza a la cintura de su novio, cerrando los ojos y quedándose quieto, sin notar cuando Heero abre los ojos y lo observa, se había despertado cuando el trenzado le había besado los labios, y había oído lo que Duo había dicho, sintiéndose muy orgulloso de él, cada vez Duo maduraba más, y confiaba en que pronto llegaría el momento en que lastimarlo resultaría muy difícil para cualquiera que quisiera hacerlo…

Habían ido a comer y después a un parque, donde habían caminado mucho y comido helados, olvidándose casi por completo de sus problemas, y cuando había casi oscurecido, Quatre le había invitado al departamento. Al llegar, el rubio había gritado el nombre de Duo y al no recibir respuesta le sonríe a su novio, creyendo que estarán solos en el departamento, por lo que sin duda se acercan uno al otro, comenzando a besarse

Quatre. En mi cuarto

Trowa. Sí

Por el departamento solo podían oírse sus besos y el removerse de la ropa, las caricias solo hacían eco en su piel mientras avanzaban hacia la habitación, donde Trowa recarga a Quatre en el marco de la puerta y besándole el cuello desabotonaba su camisa, la luz estaba completamente apagada, incluso en la sala no habían prendido ninguna

Quatre. Nng Trowa…

Suspirando comenzaba a sentirse excitado, las manos de su novio se movían tiernas sobre él, una en su cintura, la otra bajando por la espalda, tocando cada vez más abajo, y después avanzan con lentitud hacia la cama, donde Quatre comienza a descender siendo guiado por su novio, cayendo a la vez sobre él, pero cuando el rubio llega hasta la cama siente un desnivel extraño, sabía que alguien estaba bajo él por lo que antes que Trowa caiga sobre él, lo empuja con fuerza y se levanta enseguida, a su vez, lo que fuera que estaba abajo se mueve rápidamente

Quatre. ¡Aaah!

Rápido Trowa se acerca al swich y lo prende, llevándose una gran sorpresa cuando ve a Heero y Duo acostados en la cama, era obvio que se habían quedado dormidos y que no habían hecho nada. Heero es quien había estado debajo de Quatre y que ahora estaba por sentarse, completamente avergonzado

Duo. ¿Qué sucede?

Adormilado el trenzado se talla los ojos y después ve con confusión la escena, Trowa estaba cerca de la puerta completamente sonrojado y Quatre cerca de él, casi tan rojo como jitomate y con la camisa completamente abierta, Heero a su lado, sentado sobre la cama, con la mirada hacia cualquier punto que no fuera su amigo y también estaba sonrojado

Duo. ¿Qué pasó?

Quatre. Eh… nada, yo…

Enseguida el rubio se sonroja aún más y sale a prisa de la habitación, jamás se había sentido tan avergonzado en toda su vida, aunque sus amigos no habían tenido que presenciar nada realmente vergonzoso

Heero. Lo siento…

Trowa. ¿De qué hablas?

Apenado pero casi burlándose, Trowa intercambia miradas con Heero y casi sonriendo sale de la habitación, haciendo que el ojiazul se sienta completamente avergonzado, Duo lo mira y se acerca

Duo. Yo tuve la culpa, éste cuarto es de Quatre y…

Heero. Ya no importa, ven, salgamos

Duo. Qué vergüenza

Heero. Lo sé

Apenados salen de la habitación, pero ninguno estaba tan avergonzado como Quatre, aún estaba tan rojo como jitomate, pero ahora tenía la camisa acomodada y evitaba mirar a todos, ni siquiera a Trowa

Duo. Quatre perdóname, yo insistí en que viéramos tele en tu cuarto y…

Quatre. No importa Duo

Aunque había intentado ser amable, Quatre se notaba un poco molesto, eso hace sentir triste a Duo pero no dice nada más

Heero. Yo creo que me voy

Duo. ¿Puedo ir contigo?

Heero. Pero, no sé…

El ojiazul miraba hacia Quatre, que estaba completamente callado, pero él no dijo nada ante la petición del trenzado por lo que a Heero no le parece mala idea

Heero. Entonces nos vemos

Agarrando a Duo de la mano, hace un gesto a Trowa para despedirse y los dos salen del departamento, el trenzado se veía muy triste, pero el ojiverde no hacía ningún comentario al respecto… Trowa miraba a Quatre que seguía callado, hace apenas unos minutos que Heero y Duo se habían marchado, entonces el ojiverde se atreve a hablar

Trowa. ¿Así está bien?

Quatre. No… me porté mal con él

Trowa. Es obvio que te enojaras

Quatre. No, no es eso, me dio mucha pena

Trowa. Pero no nos vieron hacer algo vergonzoso ni nos tocó ver algo a nosotros

Quatre. Lo sé, pero… yo tenía una erección

Avergonzado por completo, el rubio desvía la mirada de su novio, pero éste le sonríe y se acerca a él, besándole en los labios, Quatre voltea y mira fijamente

Trowa. No se nota

Quatre. Qué pena

Por unos momentos se miran a los ojos y después comienzan a reír, nunca les había pasado algo tan tonto y vergonzoso a la vez, y ahora Quatre se sentía menos tenso, de hecho estaba esperando a que sus amigos llegaran al departamento de Heero, para hablarle al trenzado y disculparse por su actitud… al llegar al departamento del ojiazul nota que Duo está demasiado serio y después de cerrar la puerta lo toma de la cintura de improviso, acercándolo a él

Duo. Heero…

Mirándolo a los ojos unos momentos, después lo besa, tomando al trenzado por sorpresa, aunque el chico no tarda en responderle su beso, aunque sonrojándose más de lo que debiera, lentamente lo aleja cuando suelta sus labios, apartando su mirada

Heero. No te entristezcas, estoy seguro que Quatre no se molestó

Duo. Gracias

Aún sin mirarlo, el trenzado se aleja de su novio, dirigiéndose hacia la cocina por un vaso de agua, ahora no solo estaba serio por lo sucedido con su amigo, los movimientos de su novio y aquel beso le habían hecho sentirse mejor de lo que se sentiría normalmente y estaba avergonzado, hacía tiempo que no sabía lo que se sentía estar excitado realmente

Heero. ¿Cenamos? Vamos a un Restaurante ¿te apetece?

Encontrándolo como buena excusa, Duo voltea enseguida hacia su novio y le sonríe

Duo. Claro que sí

Contento por la propuesta se acerca a Heero cuando tomo del vaso que se había servido con agua, le dio un beso en la mejilla y después de tomarse las manos salieron del departamento, dirigiéndose a un modesto Restaurante cerca de ahí, al cual solía ir Heero en algunas ocasiones… A pesar de que Quatre insistía en marcar, nadie contestaba en el departamento del ojiazul, pero lejos de preocuparse se imagina que fueron a otro lugar antes de llegar ahí, eso imaginaba porque no percibía nada malo. Trowa le sonríe cuando sus miradas se encuentran

Quatre. Aún nada

Trowa. Mañana hablarán

Quatre. Tienes razón

Trowa. Entonces…

Acordándose que tenían un asunto pendiente, el ojiverde se acerca a su novio, le coloca ambas manos en las caderas y lo atrae hacia él, fundiéndose los dos en un beso, cuando se les acaba el aire se separan pero Trowa continúa su paso por el cuello de su novio, colando una mano por debajo de la playera, logrando teñir de rojo las mejillas del rubio, Quatre jadea y se remueve un poco al sentir aquella mano acariciándole… entre besos y caricias aquella noche de entrega no era para ninguno una más, no sabían cuándo, pero el fin llegaría en cualquier momento, por eso sabían que cada entrega era especial. Tras la culminación del acto, Trowa besaba con ternura los labios de Quatre, memorizando en su boca el sabor, mientras sus manos le acariciaban el cabello, haciéndolo hacia atrás. 

Los ojos de ambos se abren cuando sueltan sus labios y el ojiverde sale de él, sonriéndose tiernamente, Trowa se baja y se quita el condón, dejándolo provisionalmente en el suelo, colocándose justo al lado de Quatre, que enseguida se acurruca en su pecho. El silencio que les acompaña los hace sentir sumamente tranquilos, mientras aún normalizaban sus respiraciones

Trowa. ¿Sabes? Creo que deberíamos planear la boda

Quatre. ¿Lo crees?

Trowa. Sí, pronto terminará el semestre y debes concentrarte en el siguiente

Quatre. Tienes razón

Acurrucándose más en él, cierra sus ojos y poco a poco se queda dormido, estaba agotado, Trowa le besa los cabellos y sonríe, cerrando también sus ojos y quedándose después dormido al igual que su novio... Un par de horas después, Heero y Duo regresan de cenar, el trenzado estaba muy contento porque había tenido una cita con el ojiazul, aunque era una lástima que al día siguiente el chico tuviera que asistir a clases. Después de prestarle a su huésped algo de ropa con la cual dormir, Heero prepara sus cosas del día siguiente y también se coloca su ropa de dormir, el trenzado enseguida se sienta en la cama y después se acuesta, metiéndose entre las sábanas, Heero apaga la luz y lo imita, sintiendo enseguida las manos de su novio pegadas a su cintura

Duo. Te quiero

Heero. Yo también

Sujetándolo de la barbilla le regala un beso en los labios, colocándole algunos cabellos atrás de la oreja

Heero. ¿Sabes? estuve pensando y ahora que Quatre y Trowa se casen, supongo que vivirán juntos

Duo. Sí, creo que harán eso

Heero. Por eso yo... bueno, quiero que vivas conmigo

Sorprendido por la petición, Duo suelta la cintura de su novio y se aleja un poco, aunque se sentían ninguno veía al otro

Duo. ¿Hablas en serio?

Heero. Claro ¿qué dices?

Duo. Por supuesto

Feliz, el trenzado vuelve a aventarse a los brazos de su novio, ésta vez llenándolo de besos, Heero a su vez también estaba contento de que Duo aceptara, para él no había cosa que lo hiciera más feliz que estar junto al ojivioleta, había aprendido a amarlo incondicional y locamente, al punto de sentir que daría su vida por él de ser necesario. Esa noche, como las anteriores que el trenzado había pasado en casa del ojiazul, se había quedado dormido abrazando a su delgado y fuerte cuerpo, lo cual resultaba una dulce tortura para Heero, pero había aprendido a controlarse...

Los días pasan rápido para Duo en esa semana, y aunque había presentado exámenes en la preparatoria abierta, y había buscado trabajo, no podía sacarse de la cabeza el hecho de que tarde o temprano tenía que enfrentarse a Traize, según el plazo de Wufei, faltaba solo 1 día para que se cumpliera, lo cual aumentaba sus nervios en un cien por ciento, sin embargo, se había auto convencido de que no ganaría nada con eso, por tal motivo debía vivir su vida normalmente... 

En aquella misma semana, Quatre había comenzado a hacer una lista de las cosas que necesitaría para su boda, aún no contactaba a nadie del pueblo, pero estaba casi seguro de que no habría ningún problema. Al día siguiente del episodio vergonzoso que habían vivido los cuatros en el departamento del rubio, Quatre había llamado a Duo para disculparse y así las cosas habían vuelto a la normalidad, incluso Duo ayudaba a su amigo con algunos de los preparativos de la boda, además de exigirse como el chef encargado de la comida... Hace apenas dos días que Duo había hecho cita con su proctólogo, a quien tenía semanas sin ver y ya le tocaba revisión, pero a diferencia de las primeras veces, ahora va solo, ya no se sentía tan tímido ni cobarde. Su médico lo recibe amablemente y antes de pedirle que se quite la ropa, ambos conversan frente a frente en el escritorio

Doctor. Entonces ya no te sientes incómodo, eso me alegra

Duo. Sí

Doctor. Tampoco dolor, supongo

Duo. No

Doctor. Bueno, entonces te revisaré para ver si necesitas seguir usando la pomada que te receté

Duo. Sí, claro

Aunque ya no se mostraba tímido, aún le resultaba penoso tener que desvestirse y que aquel hombre le revisara, sin embargo sabía que era necesario y él era todo un profesional. El médico se coloca sus guantes después de desinfectarse las manos, mientras Duo se coloca la bata azul, acomodándose en la camilla después, el hombre comienza con la revisión, Duo se queja al sentirlo, nuevamente le molestaba, como si tuviera aún alguna herida

Doctor. Te duele ¿verdad? tranquilo, no te tenses ¿de acuerdo?

Duo. Sí

El trenzado se controla hasta el final de la revisión, levantándose cuando su doctor se lo indica, después se quita la bata y vuelve a colocarse su ropa, acercándose sonrojado de nuevo al escritorio, sintiéndose enseguida incómodo

Doctor. No te preocupes, es normal que te duela, afortunadamente no hay infección y parece que las heridas han sanado bien, sin embargo es posible que puedas lastimarte ¿mantienes relaciones sexuales?

Duo. Este... no, desde el incidente no

Doctor. ¿Y piensas tenerlas?

Sonrojándose por completo, Duo agacha la cabeza un poco y evitando la mirada curiosa, asiente con la cabeza, el médico sonríe con ternura por la reacción del chico, comenzando después a escribir una nota, la cual entrega al chico, Duo la lee aunque no le entiende realmente mucho, el hombre estira su mano derecha para señalar cada una de las cosas en la receta, explicándole conforme la lista

Doctor. Esta de aquí es una pomada por si acaso se abre alguna herida, te sugiero que indiques a tu pareja tener cuidado con la penetración ¿de acuerdo?

Duo. S... sí

Doctor. Bien, éste de acá es solo por si hay infección, si eso ocurre la aplicas y enseguida me consultas, es importante

Duo. Sí

Doctor. Bueno, y éste último es un lubricante, por si lo llegaras a necesitar

Duo. De acuerdo

Doctor. Y creo que aunque no es mi área y no necesito recordártelo, es importante la práctica del sexo seguro, te recomiendo uses condones con lubricante, por lo menos las primeras veces

Duo. Está bien

Incapaz Duo de mantenerle siempre la mirada debido a la vergüenza que sentía, pero daba gracias que aquello hubiera terminado, con suerte y no tendría que hacerle muchas visitas. Al contrario de Noin, su terapeuta, con él no se sentía igual de cómodo

Aquella tarde después de regresar de clases y de que comiera en casa de Quatre lo que Duo le había preparado, Heero dedica un poco de su tiempo en comenzar con las clases de manejo prometidas a su novio que se habían prolongado bastante, ese día el rubio había dejado su auto, ya que su amigo le había indicado que en aquel, su novio tendría tiempo de enseñarle algo. Tras algunas lecciones y un paseo para desenfadarse, los chicos regresan al departamento del rubio, Duo estaba emocionado porque pronto sería todo un conductor, Heero lo escuchaba atento mientras hablaba, las facciones de su novio tenía expresión de felicidad y eso lo hacía sentir bien, todo hasta el momento estaba bien, sin embargo, al igual que el trenzado, el ojiazul no sacaba de su mente el hecho de que Traize se vería con su novio tarde o temprano, solo de pensarlo se llenaba de rabia…

Como siempre, los viajes largos por carretera le resultaban insoportables e incómodos, sobre todo cuando iba solo. Con anterioridad, cuando salía a algún viaje largo por carretera era acompañado por su ex amante, haciendo del viaje algo realmente ameno, sobre todo en aquellas paradas fuera de la carretera para fundirse en un momento de pasión dentro del auto, o a veces cuando se sentían más temerarios, entre la maleza, a riesgo de que algún animal saliera y les pudiera atacar, e incluso a riesgo de ser detenidos por faltas a la moral. Sonreía al recordarlo, sin embargo esos días habían terminado, quedando tan solo en buenos y a la vez amargos recuerdos. Ahora se dirigía hacia la ciudad donde sabía que se encontraba su esposo, Traize estaba dispuesto a llevarlo de regreso con él, y sin duda usaría la violencia de ser necesario, el trenzado era un insolente por haber hecho algo tan malo como escaparse de él, faltando a todas sus obligaciones de esposo…

Después del pequeño incidente de días atrás, Quatre había decidido sacar la televisión de su recámara y colocarla en la sala, así cuando quisieran ver una película alguno de los dos, no habría problema. Mientras Duo preparaba palomitas en el horno de microondas, Heero escogía nuevamente la película que verían. Como ninguno de los dos era de buena posición económica y además Duo no tenía empleo, decidían matar el rato viendo alguna película, debido a que ya habían salido a que les diera un poco el aire, ahora tocaba el turno a estar en el departamento. El ojivioleta llega con las palomitas y dos vasos con agua de limón que había en la nevera, se sienta junto a su novio entregándole el vaso, entonces Heero pone la película… Casi a punto de terminar, Quatre llega al departamento, pero no llega solo, en ésta ocasión Trant le acompañaba, Duo se muestra sorprendido de que el chico estuviera ahí, y no porque no supiera que ahora era amigo del rubio, ya que el mismo Quatre se lo había contado, sino porque Trant nunca había ido ahí, Heero por su parte le mira duramente, no pudiendo ocultar su hastío

Quatre. Hola chicos

Duo. Hola

Heero no responde, su mirada se mantenía firme sobre aquel chico, Trant se da cuenta y le corresponde, pero tratando de mostrar indiferencia, Quatre se da cuenta del roce y sonríe nervioso

Quatre. Mañana por la tarde tenemos un examen muy importante, pedí permiso para faltar al trabajo, así que Trant se queda a dormir hoy

Duo. Ya veo, entonces deberíamos dejarlos solos ¿verdad Heero? Si quieres me voy a dormir contigo

Heero. De ninguna manera

La respuesta fría de Heero les sorprende, ahora el chico se veía realmente molesto, como si le hubieran dicho algo desagradable, Duo y Quatre se miran sin entender que le sucede, en cambio Trant sonríe un poco, se notaba que Heero se daba cuenta de su interés por el novio de su amigo, pero él no tenía intenciones de nada malo, respetaba que tuviera novio

Duo. Pero Heero…

Heero. No confío en éste

Duo. ¡Heero!

Heero. Lo siento Quatre, es así como pienso

Sin decir nada, el rubio baja triste la mirada

Trant. Sí quieres me voy

Quatre. No ¿Cómo crees?

Heero. Si él se quiere ir…

Quatre. Ya basta

Duo. Heero, Quatre tiene razón

Al oír que su novio no lo apoya, Heero evita la mirada de cualquiera de los tres y camina hacia la puerta sin decir algo, Duo le sigue para intentar detenerlo, pero el ojiazul lo ignora y se marcha, el trenzado no insiste y después voltea hacia Quatre y su amigo, sonriéndoles con dificultad

Duo. No le hagan caso, ustedes estudien, me voy a mi cuarto

Quatre. Gracias

Duo. Chicos, quedó comida de la tarde

Quatre. Ah, gracias

Duo. Bueno, con permiso, adiós Trant

Trant. Adiós, gracias

Después de la escena que había montado Heero, el rubio ya no se sentía tan cómodo con la situación, en cambio Trant no sabía si sentirse menospreciado o contento, aun así, deciden comenzar con los estudios, estaba por terminar el semestre y debían poner empeño para pasar las materias…

Esa tarde había recibido la llamada de Traize para indicarle que acababa de llegar a la ciudad, y para que él le diera la dirección de dónde encontrarlo, ya que no pensaba pagar por hospedaje y no tenía donde más llegar. Wufei había esperado inquieto toda la tarde por su llegada, por eso cuando suena el timbre del departamento que había conseguido en renta, da un sobresalto antes de ir a abrir, sabiendo de quien se trataba, y efectivamente así era, Traize estaba frente a él, y se veía tan guapo como siempre, haciéndole sentir hervir la sangre, pero él no se quedaba atrás, también al ver de nuevo al pelinegro se llena de emoción, la cual disfraza bien, transformándola en un simple gusto por volver a ver a un viejo amigo, sin embargo no se resiste darle un fuerte abrazo, haciéndolo estremecer por completo, apenado el ojinegro aleja a su antiguo amante, eludiendo su mirada, Traize se entristece pero entra tranquilo al departamento, el cual era bastante modesto

Traize. ¿Cómo estás?

Wufei. Bien ¿y tú?

Traize. Emocionado ¿Dónde está mi Duo?

Entristecido y a la vez molesto, Wufei da la espalda a Traize sin contestarle en un par de segundos, solo cuando se sienta en un mueble de la sala y vuelve a verlo

Wufei. Trabajaba conmigo pero renunció

Traize. ¿Ese inútil trabajaba? No me sorprende que se fuera el muy cobarde, siempre lo hace

Aguantándose las ganas de decirle la verdad acerca de la huida de su esposo, Wufei cambia de tema, tratando de mostrarse indiferente, aunque se moría de ganas por ser devorado a besos por Traize

Wufei. No sé dónde localizarlo

Traize. ¿Entonces como haré para recuperarlo?

Wufei. Podemos usar a Relena, al parecer conoce a sus amigos

Traize. Relena…

Con visible odio en sus ojos, Traize aprieta con fuerza sus puños, sentía ganas de tener a esa niña frente a él y destrozarle el cuello, no soportaba la idea de que su Wufei se acostara con ella, sin embargo se contiene de mostrar más señas de debilidad por el tema, cambiando ahora él el rumbo

Traize. Ese idiota con amigos, ya me lo imagino, ahora solo falta que me esté poniendo el cuerno

La mirada de Wufei cambia abruptamente al oír aquel sarcasmo que distaba mucho de ser una mentira, pero no sabía si decírselo o no a Traize. Después de pensarlo unos momentos se decide por no decir nada, atinando solo a sonreír

Wufei. ¿Qué harás?

Traize. Encontrarlo y llevármelo, quiera o no

Wufei. No lo lastimes por favor

Traize. ¿Qué dices?

Wufei. Es mejor que trates de convencerlo

Traize. ¿Convencerlo? Es su obligación! Él se fue de casa

Las palabras de su ex amante lo habían lastimado, antes creía que Wufei era el único que lo comprendía, pero ahora se daba cuenta que estaba solo, eso lo hace explotar

Traize. ¡¿De qué lado estas?!

Wufei. Del tuyo pero…

Traize. ¡Mentira! Eres igual al resto

La expresión de Traize lastima a Wufei, que enseguida agacha la mirada, aún sentado en el sofá, sin decir absolutamente nada, apretando un poco los puños. Traize lo mira y el corazón se le estremece, apurándose a colocarse cerca de él, sentándose también, Wufei lo mira débilmente y sin que dijeran nada más, sus labios se unen cálidamente en un beso tierno y despacio, Wufei no tarda en darse cuenta de lo que está haciendo, apartándose bruscamente de Traize, parándose del sillón, el hombre lo mira extrañado, con expresión de tristeza, con sus ojos negros llorosos, Wufei se limpia los labios mirando duramente a Traize

Wufei. ¡No te burles de mí!

Rápidamente se aleja de él, encerrándose en la única habitación de ese departamento, dejándose caer enseguida al suelo, escondiendo su cabeza entre sus manos, comenzando a llorar amargamente. Traize se queda en la sala con el corazón latiéndole a mil, con deseos de tener a Wufei entre sus brazos, pero no era posible. En eso suena el timbre repentinamente y entonces abre la puerta, teniendo ante a él a hija de Darlian, lo sabía porque había visto fotos de esa jovencita, él a diferencia de Wufei, si la había visto antes. Enseguida sus ojos furiosos se posan en ella, haciéndola sentir intimidada y a la vez confundida ¿Qué hacía ese hombre en casa de su novio?

Relena. Buenas noches ¿está Wufei?

Traize. No, vete de aquí

Relena. Pero que…

Traize. ¡Largo!

Con violencia sujeta el hombro de la jovencita y sin importarle que sea mujer, la avienta hacia atrás, haciéndola caer sentada en el suelo con cara de desconcierto, después azota la puerta, sintiéndose orgulloso, poco después el ojinegro sale de su habitación, había oído la voz de Relena y el timbre, al no verla ahí se preocupa

Wufei. ¿Dónde está?

Traize. Le dije que se fuera

Wufei. Idiota

Molesto pasa de largo a su ex amante y abre la puerta, Relena ya no estaba ahí, así que corre por los pasillos y baja rápido las escaleras, cuando llega a la calle, el auto de la chica acababa de arrancar sin que ella se percatara de la presencia de su novio, enojado Wufei da un pisotón y regresa, mirando duro a Traize

Wufei. ¿Por qué?

Traize. No la soporto

Wufei. No la conoces

Traize. ¿Y eso qué?

Wufei. No tenías derecho

Traize. Claro que sí

Wufei. ¡No es verdad!

A pesar de la mirada dura de Wufei, Traize no resiste más y se acerca rápido al chico, dándole un afanoso beso, el ojinegro se sorprende, dando medio paso hacia atrás, intentando evitarlo, pero su voluntad se ve deshecha, dejándose llevar por aquellos labios que tanto le mataban, jamás había estado tan sediento de ellos, por eso se dejó devorar, mientras las manos decididas de Traize sobre su cintura se apretaban más a su cuerpo, entonces dejando todo atrás se entregó a él nuevamente, sin importarle nada más, Duo, Relena, Noventa, todo pasaba a último plano, las caricias de quien fuera su amante le bastaban para sentirse libre de cualquier atadura, sus labios le quemaban en la piel con aquellos besos apasionados, y su miembro que le invadía por completo le hacía sentir pleno, feliz y a la vez desdichado, las lágrimas derramadas al final del acto mientras apretaba con amor la ancha espalda de Traize no caían en vano…

Al día siguiente al despertar, Duo se encuentra con que Trant y Quatre estudiaban, no pasaban de las nueve y por lo que veía, incluso habían desayunado, el trenzado se acerca a ellos en la sala mientras se rasca un poco la cabeza y bosteza, sonriéndoles enseguida

Duo. Ustedes sí que son estudiosos

Quatre. Sí, éste examen es importante, el próximo semestre estaremos de aquí para allá

Duo. Vaya, ustedes los doctores me dan miedo

Quatre. Jajaja, no seas tonto

Volviendo a bostezar, Duo se aleja de ellos y entra a la cocina para prepararse café, mientras que los amigos vuelven a lo que estudiaban, Duo voltea a verles, llamándole la atención el hecho de que por instantes, Trant parecía distraerse con el hermoso rostro de su amigo rubio, enseguida el trenzado se sonroja, no sabía que aquel chico estuviera interesado en Quatre, el rubio nunca se lo había mencionado, ahora entendía a Heero por su actitud, pero aun así no le justificaba por cómo se había comportado. Cuando se prepara su café se retira a su habitación, acostándose en la cama mientras lo bebe, después se dirige al baño para bañarse, cuando sale encuentra a los estudiantes en la misma posición, solo de verlos le daba más sueño. Después de un rato sale de nuevo de su habitación y se acerca, ahora estaba vestido para salir

Quatre. ¿A dónde vas tan temprano?

Duo. A casa de Heero

Quatre. ¿Para contentarlo? Sucio

Duo. Qua… Quatre…

Completamente apenado le mira fijamente y después desvía su mirada, Quatre nota que se ve algo inquieto y se preocupa, Duo miraba sigilosamente a Trant en instantes, como si quisiera expresarle a su amigo sus inquietudes pero sin poder hacerlo debido a la presencia de aquel chico, por eso simplemente se queda callado

Quatre. No te lo tomes en serio, suerte

Duo. Gracias… con permiso

Trant. Adiós

Sin dar mirada hacia atrás, el trenzado agarra sus llaves cerca de la puerta y sale del departamento, en la calle enseguida toma un taxi y se dirige al departamento de Heero, su novio ese día entraba tarde a la escuela, Duo lo sabía y por eso había ido tan temprano. Al llegar a la colonia donde vivía su novio, el trenzado pide al auto que se detenga a dos cuadras del departamento, ya que ahí se encontraba una farmacia y necesitaba hacer una compra. Después de pagar el taxi entra al local y sacando su receta médica, pide la pomada para las heridas y la medicina que servía para la infección, haciendo caso omiso del lubricante, sin embargo, debido a la pena que sentía por comprar esos productos, fijaba su mirada en distintos puntos del local tratando de distraerse, hasta que sus ojos violetas se topan con el muestrario de preservativos, nervioso mira hacia donde había ido la farmacéutica a buscar su pedido y al ver que aún no regresaba se dirige hacia allá

Duo. Muchas marcas y tipos… Ey Quatre, no soy sucio

Apenado por pensar en las palabras de su amigo se pone completamente rojo, pero aun así comienza a ver la gran variedad de productos, recordando enseguida que el doctor le había recomendado con lubricante, así que se enfoca a los de ese tipo y escoge una marca cualquiera, la cual le había llamado la atención por el nombre. Como si fuera algo prohibido agarra la caja rápidamente ocultándola con su brazo y depositándola después sobre la vitrina, la chica que le atendía regresa al mismo tiempo y lo mira tratando de parecer indiferente, aunque se veía realmente interesada, aun así no dice nada

Duo. Es todo

La chica cobra y devuelve los productos al trenzado guardándolos en una bolsa, Duo sale rápido del lugar como si hubiera cometido un crimen y se dirige al departamento, toca enseguida el timbre y el ojiazul abre la puerta y al verlo ahí no dice nada y enseguida da la espalda, caminando hacia dentro de la pieza, el trenzado estaba consciente de la hostilidad, pero decide no sentirse mal por ello, sabía que Heero podía tener muy mal carácter

Duo. Hoy no hubo mucho tráfico, me ha cobrado poco el taxi

El trenzado había cerrado la puerta mientras Heero se dirigía como si él no existiera hacia su habitación, sin embargo su novio le seguía, parecía que el ojiazul se estaba preparando para salir porque tenía los calcetines a medio poner. En silencio se acompañan mientras Heero se termina de arreglar

Duo. Sé que estás molesto pero…

Heero. ¿Qué sabes tú?

Duo. ¿Por qué te pones así? Trant es amigo de Quatre y sabes que él ama a Trowa, no va a hacerlo sufrir

Aunque su novio se había quedado sin habla porque no encontraba una buena respuesta, Duo insiste en el tema, sentándose al lado de Heero en la cama, tomándolo con la mano que no sujetaba la bolsa

Duo. Te importa mucho Trowa, eso lo comprendo, pero…

Heero. No, tú no comprendes

Duo. Entonces hazme comprender, porque soy yo quien no sabe que te sucede

Heero. Yo… olvídalo… ¿y sabes? Necesito ir a la biblioteca

Duo. ¿Quieres que me vaya?

Heero se queda completamente callado, evitando la mirada de su novio y soltándose del agarre de su mano, Duo comprende la respuesta y sin darse cuenta suelta la bolsa en su mano al levantarse

Duo. Que tengas buen día

Sin decirle nada más y negándose a mirar al testarudo de su novio, sale de la habitación y del departamento, sintiéndose triste, pero sabía el procedimiento que seguía, dejarlo solo un poco y después tratar de hablar con él, tal vez en un par de horas o quizás al día siguiente. Pensativo decide caminar un poco antes de tomar un taxi de regreso… Heero se levanta de la cama y corre hacia la ventana que daba afuera, pero Duo ya no estaba ahí, ahora se sentía culpable de haber actuado así, pero últimamente se sentía muy sensible con lo que se refería a su amigo. Molesto regresa a su habitación y nota que hay una bolsa en el suelo, enseguida la coge y revisa su contenido, llamándole la atención las medicinas, pero más aún la caja de condones, cubriéndose su rostro de un sutil rojo

Heero. Duo… que idiota soy

Ahora sí que lo había echado a perder, quizás el trenzado había ido ahí para algo más que solo hablarle de lo sucedido la noche anterior, aunque sin duda le resultaba extraño. Cuando saliera de clases le pediría perdón por su actitud estúpida…

Al despertar lo primero que sus ojos azul profundo vislumbran es el rostro blanco y hermoso de Wufei, cuyos cabellos negros caían sobre su cara de manera desenfadada, la blanca piel de su espalda y hombros salían de las sábanas que cubrían lo demás de su cuerpo y su respiración lenta y tranquila le hacían ver realmente bello, sonriendo Traize se acerca y le besa la suave mejilla, pasando después unos cabellos atrás de su oreja para poderle ver bien

Traize. Wufei…

Sin poderse resistir comienza a repartirle besos en el hombro, acercándose poco a poco, pasando delicadamente su mano por la delicada cintura cubierta por las sábanas. Pronto el pelinegro se comienza a despertar, jadeando levemente mientras se remueve entre las sábanas, abriendo lentamente sus ojos, topándose con los azules de Traize que le miraban fijamente, su rostro no puede ocultar una sonrisa

Traize. Te desperté Wufei

Sonriéndole con ternura se acerca a su frente y lo besa, Wufei cierra los ojos al sentir tan cálido beso e intenta sonreírle cuando los abre, pero entonces vuelve a la cruda realidad, dándose cuenta que debía despertar de aquel sueño, aquel que le traía a la memoria recuerdos amargos que quería enterrar

Wufei. Buenos días

Mostrándose indiferente se sienta en la cama y hace su cabello hacia atrás un par de veces, Traize se acerca e intenta besarle pero Wufei lo detiene, colocándose una mano sobre el pecho y empujándolo ligeramente

Traize. ¿Qué pasa? Anoche estabas tan apasionado

Wufei. Sí, anoche, pero hoy es de día

Como si estuviera ante un extraño, se levanta de la cama con la sábana sobre su cuerpo, aun cuando Traize lo conocía mejor que nadie, el esposo de Duo baja triste su mirada, entonces recuerda porque está ahí, así que también se levanta de la cama para ir a bañarse, estaba decidido a buscar a su esposo hasta por debajo de las piedras…

Durante su caminata no dejaba de pensar en todos los asuntos que le llenaban diariamente la cabeza, su encuentro con Traize y su situación sexual con Heero, ambas cosas le atormentaban, aunque siempre se mostrara agradable y feliz, por dentro gritaba. Sin darse cuenta, un par de gotas saladas comienzan a rodar por sus mejillas, algunas personas en la calle lo miraban curiosas, pero él no les ponía atención, caminaba como si no existieran, secándose los ojos hasta que se detiene, sacando de su cartera el teléfono de su terapeuta, entonces se acerca a un teléfono público y llama para hacer una cita esa tarde, después continúa caminando…

Ese día Wufei llega tarde a la oficina, y Traize que no podía esperar a que él regresara para que ambos buscaran a Duo, sale del departamento que el pelinegro rentaba y aunque no conocía la ciudad sube a su auto, aun cuando no era seguro que pudiera encontrarlo de esa forma, él quería intentarlo… Sin recibir de su jefe un regaño por llegar tarde, Wufei se sienta en su lugar de siempre, mirando por momentos el lugar donde antes se sentaba el trenzado, su corazón late más a prisa y comienza a inquietarse, su pensamiento estaba dividido porque gran parte de él deseaba que Traize jamás diera con Duo y la otra parte deseaba verlo feliz, aun cuando esa felicidad fuera a costa de la felicidad de Duo y la propia. Instantes después que siente que no podrá continuar con esos pensamientos sin que hagan su cabeza explotar, el teléfono celular de Wufei suena, sorprendiéndose de que fuera su supuesta novia, indeciso espera a que se oiga más tiempo antes de contestarlo

Wufei. ¿Sí?

Relena. Qué bien que estás bien ¿Qué sucede? Anoche no te pude localizar y había un hombre en tu departamento ¿Qué está pasando?

Wufei. Yo… no puedo explicártelo

Relena. Pero Wufei…

Wufei. Relena, ese hombre es Traize

En aquellos días y después de haber sido rechazada por Heero, la chica no podía escuchar peores palabras que esas, tanto lo siente así que se queda callada unos instantes, usando una voz muy pasiva al hablar

Relena. Ya veo… entonces ustedes… ¿pasó algo?

Wufei. Estuvimos juntos…

Después de pasar duramente saliva, Relena pierde el habla por completo, como si un nudo enorme en su garganta le impidiera cualquier clase de sonido, así que Wufei se decide a hablar

Wufei. Yo no quiero mentirte, lo sigo amando

Relena. En… entiendo

Dolida por completo y sin querer oír más, la chica cuelga el teléfono, soltándose a llorar al instante, el pelinegro llama un par de veces antes de darse cuenta que le han colgado, sintiéndose culpable y a la vez triste, pero salvo el plan de Noventa, a él no le gustaba engañar a Relena, y había sido claro con ella desde el inicio con respecto a sus sentimientos

Wufei. Perdóname Relena

Momentos después sale su jefe de la oficina y se acerca a él, aprovechando que no hay nadie cerca abraza por la espalda al chico y le muerde la oreja

Marshall. Tengo ganas

Apretando sus manos en el pecho de su empleado regala dos besos en su cuello y después se levanta, dándole la espalda a Wufei

Marshall. Sal y espérame afuera del Hotel

Wufei. Sí

Como si no tuviera suficientes problemas, su jefe lo usaba ahora para desahogarse, para apagar las ganas desquiciadas que le daban por poseer a un cuerpo en sustitución del de Duo que jamás había conseguido…

Como era de esperarse y a pesar de tener un mapa en sus manos, Traize siente que se ha perdido cuando es mediodía y no encuentra el departamento de Wufei para ir a comer, su ex amante le había dado un duplicado de la llave

Traize. ¡Demonios!

La calle por la que transitaba estaba casi desierta, pero al ver a un hombre mayor caminando por ahí, disminuye la velocidad para preguntarle por la calle donde se encontraba el departamento de Wufei, el hombre le comienza a explicar acercándose a la portezuela y él pone fina atención en ello. Sin embargo mientras escucha, una visión casi irreal frente a él lo distrae, no sabía si era una broma de su mente o una buena jugada a su favor del destino, porque frente a él, caminando hacia delante pasando por la portezuela del lado del conductor, estaba un chico de larga cabellera cogida en una trenza, al inicio no lo cree pero mantiene su mirada en ese chico, dándose cuenta por la forma de caminar que se trataba de él, el hombre que le explicaba nota su falta de interés e indignado continúa su camino como si nunca le hubiesen pedido su ayuda. 

Efectivamente se trataba de Duo, pero él no se había dado cuenta que Traize iba dentro del auto que había visto detenido en esa calle, el hombre que explicaba a Traize camina del lado opuesto al que iba Duo, quedando la calle prácticamente desierta de transeúntes y solo unos pocos carros circulaban, así que Traize le sigue sigilosamente, y Duo por ir distraído pensando en sus cosas no se da cuenta que un auto estaba tras de él

Traize. Dios quiere que estés a mi lado, por eso te ha puesto frente a mí, eres un idiota si crees que puedes pavonearte sin cumplir tus obligaciones

Sonriendo con malicia detiene por fin el auto cuando están por llegar a una avenida de un solo sentido que se divisaba a lo lejos, y si Duo caminaba del lado contrario entonces no le podría atrapar

Traize. Eres mío

Con gran entusiasmo acelera el paso hacia Duo, el trenzado continuaba perdido en sus pensamientos, pero aun así oye unos pasos y por alguna extraña razón se siente inquieto y voltea hacia atrás, en breves instantes sus pupilas se dilatan por completo, dejando que su cuerpo adquiera una postura tullida, llenándose de horror ante esa visión, sintiendo un cruel escalofrío cuando la mano de su esposo se cierra su brazo

Traize. Hola mi amor

Duo. No… no…

Paralizado por completo Duo no tiene reacción, sin embargo Traize lo jala hacia él y lo abraza como si realmente se sintiera feliz de verlo, el trenzado intenta gritar y aventarlo pero se queda inmóvil

Traize. Regresemos a casa hermoso, estuve esperando por ti

Duo. No… suéltame

Traize. ¿Qué te sucede?

Duo. No quiero… déjame ir

Traize. Malagradecido

Enojado por la reacción de su tonto esposo, Traize no solo lo suelta, sino que también lo avienta con gran fuerza haciéndolo caer sentado al suelo, Duo intenta levantarse para correr, pero antes de intentarlo, su esposo lo levanta con un fuerte jalón y lo dirige hacia el auto, Duo intenta gritar con horror pero los gritos no salen de su garganta, solo atina a dar ligeros jadeos que le raspan la garganta

Traize. Te enseñaré a volverte a comportar

Duo. No… basta

Traize. Cállate imbécil

Sin consideración alguna lo sujeta con fuerza del cabello, haciéndole gritar adolorido y cerrar los ojos con fuerza, intentando aminorar el dolor sujetando el brazo de su agresor

Traize. No hagas escándalos, alguien puede pasar, estate quieto y no te haré daño amor ¿sí? Dime que te vas a comportar ¿lo harás?

Apretando más el cabello de Duo espera por una respuesta hasta que el chico asiente con su cabeza, Traize sonríe y le besa la mejilla, soltándole después los cabellos, acomodándolos como si su mano fuese un cepillo

Traize. Sonríeme… vamos, como solo tú lo haces

Sin encontrar otra cosa que pudiera hacer para escaparse, Duo opta por hacerle caso y le sonríe, su esposo le responde y le besa los labios, tomándolo del brazo, se dirigen al auto y Duo sube, después lo hace Traize, ayudándole a ponerse el cinturón de seguridad

Traize. ¿Sabes? Wufei me dijo que no te lastimara… si supiera que eres un rebelde

Traize sonríe cínicamente y arranca el auto, Duo mira por la ventanilla el paisaje, su cuerpo temblaba, su peor temor estaba ahí, ahora era una realidad. Para Traize, tener de nuevo a su esposo a su lado más que un triunfo era un cumplimiento a su capricho, un cruel capricho que no solo destruía a Duo y Wufei, sino al propio Traize, porque sus motivos oscuros eran ahora incomprensibles para el trenzado… Mientras Wufei se colocaba de nuevo su ropa y Noventa tomaba un baño, el teléfono celular del pelinegro suena y con tranquilidad se acerca a él para contestarlo, la voz de Traize al otro lado sonaba alegre

Traize. Está conmigo

Wufei. ¿Qué dices?

Traize. Encontré a Duo, está conmigo en el auto, ¿Cómo llego a tu departamento?

Deteniéndose en una esquina, Traize le indica a su ex amante las calles en las que se encuentra, pero Wufei seguía impresionado por la noticia, todo le resultaba tan extraño y rápido que parecía increíble, pero aquella no era una ciudad muy grande así que no le resulta del todo imposible. Cuando por fin reacciona le explica a Traize como llegar…

Cuando Quatre mira el reloj y nota que son casi las tres de la tarde se pone de pie rápidamente dejando caer el libro que estaba leyendo, Trant lo mira con interés

Trant. ¿Qué pasa?

Quatre. ¿Ya viste la hora? No llegaremos a la primera clase

Trant. ¿Ah sí?

Para Trant no era tan importante asistir a clases como pasar el tiempo con Quatre, así que no le toma mucha importancia, pero para el rubio ese era casi un crimen, así que corre a su habitación mientras grita a su amigo que tomará un baño antes de que salgan a la escuela, el rostro de Trant se sonroja cuando se imagina a Quatre bañándose

Trant. Cálmate

Apenado despeja sus pensamientos con palmadas en la mejilla. La puerta del baño se oye cerrar y poco después el timbre del teléfono, Quatre grita desde el baño a su amigo pidiéndole que conteste. Del otro lado de la línea estaba Trowa, desconcertándose cuando oye la voz del amigo de su novio

Trant. ¿Diga?

Trowa. ¿Trant? ¿Dónde está Quatre?

Trant. Bañándose

Aunque confiaba ciegamente en su novio, oír la voz de Trant en el departamento de Quatre y oírle decir además que éste tomaba un baño, hace a Trowa pensar algo que no está sucediendo, así que se molesta colgando el teléfono

Trant. ¿Hola? ¿Trowa?

Sin darle importancia también cuelga. En su habitación, Trowa caminaba desesperado de un lado a otro, mordiéndose las uñas mientras piensa en cientos de razones por las cuales está Trant en el departamento de Quatre, sin embargo cada vez que alguna le venía a la mente, la más tonta es la que reinaba, esos dos habían pasado la noche, el rubio lo había engañado. Aterrado por ese pensamiento se sujeta la cabeza con ambas manos, viniéndole a la mente recuerdos dolorosos que no quería recordar

"Perdóname pero yo… yo no siento lo mismo por ti"

Hace años había sufrido por un amor no correspondido, ahora se sentía igual que en aquella ocasión, lo había reemplazado, al igual que hace algunas semanas aquella persona le había reemplazado con un nuevo amor, ésta vez era Quatre quien lo reemplazaba por alguien más

Trowa. No… él no… mi Quatre

Quería convencerse de ello, pero un extraño sentimiento de ira se apodera de él, pero no era algo que sintiera en la boca de su estómago como un enojo normal, era algo que le hacía hervir la cabeza como si fuera a estallarle de un momento a otro y un detestable zumbido le retumba, haciéndolo agarrarse la cabeza con más fuerza, comenzando a sentir un intenso dolor quemándole por dentro, tan intenso que cae de rodillas al suelo, apoyando la frente en éste y comenzando a gritar, apretándose la cabeza con las manos con tal fuerza que parecía que si no lo hacía ésta le reventaría. Hasta la sala de la casa se oyen sus desesperados gritos, Catherine se levanta del sillón de un sobresalto al igual que su prima y ambas corren hacia la habitación, al entrar ven la horrible escena, Mariemaia comienza a llorar asustada mientras que Catherine se acerca a Trowa e intenta ayudarlo, pero éste no dejaba de gritar y sujetarse la cabeza, ella también lloraba pero más controlada queriendo ser de ayuda

Catherine. Llama una ambulancia

La niña corre desesperada al teléfono y marca enseguida mientras Catherine continúa con su hermano intentando ayudarlo

Catherine. Trowa por favor cálmate, hermano…

Con dificultad Trowa levanta la cabeza y Catherine ahoga un grito al ver su rostro distorsionado por el dolor, su ojo derecho estaba casi rojo, sus vasos capilares resaltaban y escurría un poco de sangre, mientras que el izquierdo estaba casi ido, enseguida se lleva una mano a la boca para no gritar y poco después Trowa pierde el conocimiento debido a la intensidad del dolor… Mientras Quatre se colocaba la ropa siente un extraño dolor en el pecho y sin sentir tristeza involuntariamente unas lágrimas salen de sus ojos

Quatre. ¿Qué pasa?

Tanto el dolor de Trowa como la angustia de Duo hacen sentir a Quatre el deseo imperante por comenzar a llorar sin saber porque lo hace, solo sabía que algo no andaba bien, así que se apresura a vestirse y salir del baño, Trant acababa de recoger las cosas de estudio

Quatre. Trant algo malo está pasando

Trant. ¿De qué hablas?

Quatre. No sé, es algo… me siento mal

Nervioso se sienta en el sillón, sintiendo después náuseas, nuevamente las lágrimas comienzan a brotar, Trant se preocupa y se sienta a su lado

Trant. ¿Te traigo algo? ¿Qué necesitas?

Quatre. ¿Me traes el teléfono?

Enseguida el chico va por el aparato inalámbrico y se lo da al rubio, Quatre enseguida marca a casa de su novio, pero para su mala suerte nadie contesta, preocupado marca al celular pero Catherine no se lo había llevado, así que se preocupa más. Desesperado llama a casa de Heero pero el ojiazul estaba en la escuela, asustado el rubio se levanta del sillón mirando con miedo a su amigo

Quatre. Algo está mal…

Trant. No pienses eso

Quatre. ¿Qué debo hacer?

No aguantándose más las ganas de vomitar, Quatre lo hace casi encima de los zapatos de su amigo llorando después, Trant en verdad se asusta y lo primero que se le ocurre es ayudar a Quatre a levantarse y llevando su débil cuerpo al baño para que se enjuague la boca, pero el rubio se oponía, él quería ir a buscar a su novio

Trant. Todo está bien, hace rato llamó Trowa

Quatre. ¿Qué?

Trant. Preguntó por ti y le dije que te estabas bañando, después colgó

Quatre. ¿Colgó enojado o se despidió?

Trant. Solo colgó

Quatre. ¿No le explicaste? Porque él no sabe que viniste a estudiar…

Trant. No, pues…

Aventando a su amigo el rubio sale del baño rápidamente y sin importarle limpiar el vómito y tampoco importándole sus clases, sale del departamento sin cerrar la puerta, dejando a Trant preocupado e inquieto…

Por fin después de una travesía que pareció eterna, Traize llega junto con Duo al departamento, el trenzado entra con desconfianza, sintiéndose enormemente triste, no quería volver al pasado, menos de esa forma, cuando había decidido hacerle frente a su esposo no había pensado en que sería de esa forma, sino que sería al lado de Heero y fuera de peligro, pero ahora Traize lo iba a tener ahí, obligándolo a permanecer a su lado siempre, que distante le parecía el tiempo en que besaba a Heero. Traize cierra la puerta con llave y sonriendo se acerca a Duo, besándole la mejilla, el ojivioleta permanece estático, como si le besara una roca, su esposo se aleja y lo contempla

Traize. ¿Por qué huiste de mí?

Duo. Tu… me golpeabas

Traize. Porque te portabas mal amorcito, eres rebelde

Duo. Me violabas

Traize. Claro que no, es obligación tuya como marido cumplir mis necesidades

Duo. ¿Con violencia?

Traize. Eso es porque no entiendes

Duo. ¡Tenías un amante!

Traize. ¡Idiota! Tú me orillaste a buscar otros brazos

Duo. Y dejaste que alguien más me tocara, incluso lo ayudaste

Traize. Yo estaba borracho

Duo. ¡Pretextos! Tu no me amaste nunca, solo me lastimaste

Traize. No es verdad

Duo. Claro que sí, y yo no aguanté más

Traize. ¡Cállate!

Furioso porque su esposo lo enfrentaba, Traize le da un puñetazo en la cara que lo hace caer al suelo sangrando, Duo se evita llorar, mirándolo con resentimiento, Traize nota que esa mirada no era propia de él y se desquicia, estaba acostumbrado a la mirada llena de miedo de su esposo, pero en ésta ocasión era distinta y no lo soportaba

Traize. ¡No me mires así!

Duo. Solo sabes lastimarme, me da lástima que no sabes amar

Traize. ¡Cállate infeliz!

Duo. He sufrido siempre por ti ¡he sufrido por tu culpa!

Furioso por completo Traize se agacha y agarrando con mucha fuerza los cabellos de Duo, mueve violentamente su cabeza hacia atrás y luego hacia él, mirándolo directamente a los ojos, los violetas le respondían de igual forma

Traize. ¿Crees que solo tú sufres?

Duo. ¿Qué?

Traize. ¿Crees que yo… quería casarme contigo?

En los ojos azules se muestra un gesto que Duo jamás había visto ¿acaso era tristeza? Esa expresión iba más allá del odio

Traize. No eres el único que no pudo elegir

De pronto la mirada de Traize no estaba fija en Duo, sino en otro punto muerto, como si tuviera una regresión dolorosa, sus ojos se comienzan a cristalizar y sin notarlo conscientemente suelta un poco los cabellos castaños de Duo

Traize. Debía obedecer sus órdenes, siempre era así, él… no me dejaba elegir… yo no…

Extrañado por aquella actitud, Duo mira fijamente a su esposo, ahora no tratando de enfrentarlo, más bien trataba de entenderlo, ¿acaso algo había sucedido con él antes de que ellos se casaran que hacía a Traize comportarse como un desquiciado?

"Duo, por lo general los golpeadores sufrieron algo igual, son patrones que se heredan"

¿Acaso se refería a su padre? Recordaba las palabras de Noin, la verdad es que no sabía nada de la familia de Traize, sus padres los habían casado pero él realmente no sabía nada, tampoco de Traize, se había casado prácticamente con un desconocido… Traize recupera la compostura y vuelve a apretar los cabellos de su esposo, también le mira de nuevo a los ojos

Traize. Vas a dejar de llorar y comportarte como imbécil, vas a estar a mi lado te guste o no

Duo. No… yo amo a alguien más

Traize. ¿Qué? ¡Desgraciado!

Sin soltar los cabellos con la mano derecha, utiliza la izquierda para darle una bofetada, Duo cierra los ojos al recibirla pero después vuelve a enfrentarlo con la mirada

Traize. Eres un caliente

Duo. No es cierto

Traize. Estás sucio, te has entregado a alguien más

Duo. No es verdad, aunque lo deseo con toda el alma

Traize. ¡Asqueroso!

Perdiendo los estribos se pone de pie y le da una patada en el costado haciéndolo gritar de dolor, después se comienza a quitar rápidamente la ropa, Duo abre ampliamente los ojos y a pesar del dolor intenta ponerse de pie, pero Traize que estaba por desabrochar sus pantalones, lo sujeta con fuerza del hombro y lo avienta hacia la pared, dejándolo indefenso, Traize se quita por completo la ropa y se acerca a Duo, quien a duras penas intenta oponerse a que también lo desnude, manoteando y pataleando desesperado

Traize. ¡Quieto ya! Cumple con tu obligación

Volviéndolo a golpear logra que se calme, entonces le arranca partes de la ropa y lo demás lo quita, dejándolo desnudo ante él

Duo. ¡Noo, déjame… no me toques!

Aunque gritaba, las manos de Traize acariciaban sus glúteos, separándole después las piernas, el trenzado abría con amplitud sus ojos, temblando por completo, Traize que estaba hincado atrás de él le sujeta las caderas y arremete contra él sin consideración alguna, Duo grita con profundo dolor estirando su mano derecha como si quisiera agarrar algo mientras la otra se empuñaba con fuerza. Traize lo embiste con violencia

Traize. Estas estrecho… y áspero… ¿con quién te metiste desgraciado?

Duo. Aaahhh basta… aaah

Traize. Llora… así… llora… si, si

Sus ojos vuelven a perderse mientras embiste con violencia a Duo, como si se tratara de un objeto al que penetraba, el trenzado gritaba y lloraba, su cuerpo aún temblaba, sus ojos comenzaban a ponerse en blanco, ahora sus brazos estaban apoyados en el suelo. Dolía tanto que no lo podía describir, pronto comienza a sentir húmedo y no precisamente por el semen de su esposo, por dentro sentía un ardor indescriptible, así que suponía que había vuelto a desangrarse. Mientras por su parte, Traize se sentía casi al punto del delirio, sin embargo aquel llanto de Duo le hace recordar amargas experiencias

"Chúpala bien… no seas idiota… así se hace, sí, llora… sigue llorando… grita de dolor"

"Ya no quiero, detente"

Traize. Aaahh sí… ¡ngh!

Duo. ¡Aaaaaahh!

Atrayendo sus caderas hacia él lo más que se pueda se chorrea dentro de él hasta la última gota, el trenzado estaba acabado mentalmente, su peor pesadilla se hacía realidad, ahora nunca iba a poder estar con Heero, de nuevo estaba corrompido, además su cuerpo dolía como nunca… poco a poco el miembro de Traize sale de Duo y junto con él sangre y semen, en ese momento la puerta se abre, entrando por ella Wufei, sus pupilas se dilatan ante el horror de la escena, cerrando rápidamente la puerta

Wufei. ¡¿Qué hiciste?!

Aterrado corre hacia Duo como si quisiera ayudarlo pero éste le voltea la cara, la cual estaba llena de lágrimas y sudor, Wufei mira con enojo a Traize

Wufei. Eres un maldito

Las palabras de Wufei duelen pero Traize se mantiene sereno, poniéndose de pie y dándole la espalda, se dirige al baño como si nada, el pelinegro vuelve a mirar a Duo, no sabía qué hacer, solo oía los lamentos de Duo, sus sollozos ahogados

Duo. Estarás feliz… me volvió a violar

Wufei. No, yo…

Duo. ¡Déjame tranquilo!... me quiero morir

Wufei. Duo… yo… yo no…

No soportando la culpa que la situación infligía en él, Wufei se cubre el rostro con ambas manos y comienza a llorar. Duo lo oye pero no se inmuta ni un poco, solo podía pensar en su cuerpo ultrajado una vez más, en que posiblemente no volvería a ver a Heero, en que ya no era digno de él, mejor era morirse ahí mismo, ya no quería sufrir.

Continuará…


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